- mayo 28, 2015
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El migrante no es delincuente, sino víctima
Antonio Heras
Tijuana, 28 de mayo.- El estigma del migrante es ser delincuente, a pesar que es víctima de discriminación, extorsión y secuestro del crimen organizado, de maltrato de las corporaciones policiacas y de la inacción del gobierno que carece de estrategias de atención para garantizarles servicios de calidad, seguridad y protección, coincidieron directivos de organizaciones sociales en esta frontera.
El director de la Casa YMCA del Menor Migrante, Uriel González, advirtió que “el migrante tiene temor de las diferentes instancias de seguridad en México, los policías municipales en la frontera son los más agresivos, en
los puntos de revisión carreteros sufren de discriminación y extorsión, pero es más fácil responsabilizarlo de la descomposición social”.
El director de la Casa del Migrante en Tijuana, Pat Murphy, advirtió que los deportados no son criminales y el dominio del inglés les facilita incorporarse al mercado laboral, “son gente buena, trabajadora y no son una mala influencia para Tijuana”.
Aunque en ellos recae el estigma de ser delincuentes, comentó que los migrantes los que enfrentan graves peligros al llegar a Tijuana por la discriminación de la sociedad, al enfrentar también abusos de investigadores, maltrato de los policías y del mismo gobierno, pero lo más delicado es la forma en que el crimen organizado se aprovecha de su condición vulnerable para obligarlos a transportar droga, a pagar extorsiones y secuestros o participar en el tráfico de personas.
El padre Óscar Torres, director del Desayunador Salesiano “Padre Chava”, un espacio que atiende en promedio a mil 200 personas por día, advirtió que en Tijuana se requiere mayor compromiso social para enfrentar el tema migratorio y las deportaciones, señaló
“Lo digo no como reclamo ni como reproche, lo digo abiertamente porque curiosamente quienes atendemos las casas de migrantes no somos de Tijuana, y porque entendemos que son personas lo que atendemos”, sostuvo al participar en el Seminario Internacional “Seguridad y Migración en la Frontera Norte de México: Contexto y Agenda” realizado en esta frontera.
Sobre sus usuarios dijo que la mayoría carecen de documentos oficiales por lo que se les apoya a tramitarles una identidad y se les integra a una serie de actividades porque “es mejor que estén ocupadas a que permanezcan confinadas en la calle” para evitar que caigan en adicciones por depresión.
El padre Torres dio a conocer que el 45% de las personas que atienden de manera cotidiana comenzó a consumir drogas en Tijuana después de su deportación “por sentirse solo, desesperado y ansioso”, mientras que el 16% consumía algún tipo de droga en Estados Unidos y el 36% en México.
Datos del Instituto Nacional de Migración señalan que en los últimos cinco años el gobierno de Estados Unidos deportó a 600 mil personas por Baja California de los 2 millones 800 mil repatriaciones documentadas en México.
“En 2014 Tamaulipas recibió más deportados con relación a esta entidad, sin embargo, Baja California este año volverá a ser la entidad federativa donde más repatriados se reciban”, estimó el delegado del INAMI, Rodulfo Figueroa.
Agregó que es necesario empatar acciones con sistemas de vinculación entre los tres òrdenes de gobierno y la sociedad civil para reconocer “los talentos” de los migrantes y mejorar sus condiciones de vida.
De los 350 millones de personas que cruzan con documentos migratorios de manera anual entre Estados Unidos y México, 140 millones lo hacen por las garitas de Baja California y 90 millones de ellas utilizan los dos puertos fronterizos de Tijuana.