Las historias de Delia y Carlos. Los primeros testimonios

*Desoyen en C4 denuncias de vecinos sobre lamentos, llantos y gritos en casa del presunto homicida de Delia Isabel, donde la víctima estuvo en cautiverio.

Antonio Heras/ Lindero NorteMexicali “Soplan vientos de cambios” es el mensaje que publicó Delia Isabel Verdugo Machado durante la mañana del primer día de 2018, minutos antes de las ocho horas, a solo 30 días de cumplir un año más de vida. Un reporte de los vecinos alertó al Centro de Control, Comando y Comunicaciones (C4) sobre lamentos, llanto y gritos en el departamento de Carlos Javier, donde la víctima permaneció en cautiverio desde el 28 de enero hasta su asesinato.

Hasta el momento existen varias dudas, entre ellas la fecha de su muerte. Al encontrar vacío policiaco en la respuesta del reporte ciudadano, a partir de ahí se hicieron otras tres llamadas al número 911 hasta que una patrulla se acercó para atender la denuncia.

Los policías tocaron la puerta y se limitaron a escuchar la versión de Carlos Javier que se trataba de la televisión y la promesa de bajar el volumen del aparato para evitar que causara más molestias a los vecinos.

Las quejas llegaron a la propietaria de los departamentos en renta pero obtuvo la misma respuesta del inquilino.

El sábado 27 de enero, vestida de pantalón de mezclilla azul, blusa blanca, suéter dorado y zapatos color miel, Delia Isabel salió de su casa para asistir a una reunión con unas amigas, de acuerdo a versiones de la familia con quien vivía en el fraccionamiento Condesa Atares, al oriente de Mexicali.

Desde ese día no regresó a su casa, el lunes siguiente acudieron a la oficina de Relaciones Exteriores donde trabajaba para preguntar sobre su paradero pero tampoco se presentó a trabajar por lo que decidieron presentar la denuncia de su desaparición en la Procuraduría General de Justicia que emitió la pesquisa días después para la localización de una mujer de 32 años, cabello negro hasta los hombros, que conducía un vehículo jetta gris con placas de circulación de California.

Noche de encuentro, días de simulación

Sin más detalles, fuentes consultadas señalaron que la noche del sábado, Delia Isabel se reunió con Carlos Javier en algún lugar de Mexicali para después terminar en ese departamento.

Trascendió además que era la segunda vez que coincidían, más allá de las redes sociales y los mensajes telefónicos. Además coincidían en varios grupos de Facebook.

Ese domingo, Carlos Javier acudió a trabajar al call center de Telvista en la capital de Baja California, a las 15 horas ya que le correspondía el turno vespertino, cuya jornada concluye a las 23 horas. Sin embargo pretextó sentirse mal por lo que salió de su centro de trabajo para ir a una clínica del Seguro Social, ya no regresó ni el lunes acudió a su trabajo.

El ahora imputado de feminicidio se decía conocedor de taxonomía de animales exóticos, participaba en las actividades deportivas, artísticas y culturales de esta empresa de asistencia, atención y ventas por teléfono al que ingresó por su conocimiento del idioma inglés y aprobar los exámenes sicológicos, sicométricos y toxicológicos que se practican cada seis meses.

Sus compañeros de trabajo señalan que afirmaba haber vivido con su familia la Ciudad de México, Michoacán y el Estado de México, antes de viajar hace tres años para radicar en Mexicali donde trabajó en Cinépolis y después en Telvista. En esta empresa se relacionó con una joven empleada con la que hasta el momento tiene el compromiso de noviazgo, aunque confesó a otros trabajadores que cortejaba a una mujer diez años mayor que él y que conoció por facebook.

De manera preliminar estudios periciales señalan que Delia Isabel fue asesinada en ese departamento que renta Telvista para alguno de sus trabajadores, de acuerdo a versiones recogidas por Lindero Norte con algunos empleados.

El informe del Servicio Médico Forense indica que la muerte de Delia Isabel fue por traumatismo craneoencefálico y se produjo al menos siete días antes del hallazgo de sus restos, toda vez que fue desmembrada.

El 19 de febrero, agentes policiacos localizaron el carro de la víctima frente a la casa de Carlos Javier en el que se percibía olores fétidos, con el apoyo de perros policías iniciaron una búsqueda por los alrededores hasta descubrir en una cuartería abandonada de la colonia 18 de marzo y cercana a este domicilio el tronco y sus piernas sus restos en bolsas de plástico, lo que llevó a la PGJE a solicitar una orden de cateo en la casa donde estaba estacionado el vehículo.

Para los entrenadores resultó positiva la detección de sangre de los perros policías en la casa, a pesar que su inquilino limpió cada rincón del departamento, lo que se evidenció al encontrar la cabeza de Delia Isabel en un refrigerador, tipo bar, y manchas en la cocina.

Aunque su centro de trabajo es contiguo a su casa, Carlos Javier llegó sin ninguna preocupación en un par de ocasiones a bordo del carro Jetta gris, señalaron sus compañeros. Alrededor del 13 de febrero, la conducta del imputado regresó a la normalidad: serio y trabajador, advirtieron.

En los días previos a su detención siguió saliendo con su novia, con quien coincidía en su área de trabajo, se les veía juntos; a él despreocupado y a ella contenta con su relación. Incluso acudieron el viernes 16 de febrero a una función de cine, de acuerdo a dos boletos encontrados en su departamento durante el cateo.

Al trascender la noticia, sus compañeros aseguran que esta joven está sorprendida por la imputación que la Fiscalía realiza por el feminicidio de Delia Isabel Verdugo Machado