Columna El Ahuete: Maquinistas ludópatas

Antonio Heras
La propensión a los juegos de azar se ha convertido en la capital de Baja California en un problema de salud pública pues cientos de cachanillas se ven a todas horas en las decenas de casinos que operan en esta ciudad fronteriza.
No solo en las noches sino en las mañanas los estacionamientos de los casinos están repletos donde se promueven comida y bebidas gratis o muy baratas, lo que representa un gancho para los ludópatas y para aquellos que la adicción al juego se convertirá en una actividad cotidiana.
Dicen los que saben que tenemos en Mexicali el mayor número de casinos per cápita de todo el país y además no pagan lo que la ley les señala.
Pese a contar con 172 máquinas, el casino del Grupo Caliente de la Plaza Baja California, la empresa sólo realiza el pago correspondiente a una sola máquina; instrumentos que han sido señalados de fomentar la ludopatía.
Este centro de diversión basado en los juegos de azar y que tiene permisos vigentes de la Secretaría de Gobernación encontró la manera de cubrir una fracción de los derechos que está obligado a enterar al gobierno municipal.
A mediados de febrero, se realizó una supervisión gubernamental donde se detectó que se encontraban en funcionamiento 172 máquinas donde los parroquianos gastan su dinero en apuestas de manera cotidiana.
Debido a su ubicación en esta plaza del Centro Cívico de Mexicali, a menos de 700 metros de las oficinas del Poder Ejecutivo, han sido sorprendidos empleados municipales y federales en horas de trabajo por su adicción al juego.
Es uno de los casinos que tiene el Grupo Caliente en esta ciudad fronteriza, cuyo propietario exclusivo en Baja California es el empresario priista Jorge Hank Rhon en Baja California, toda vez que el resto de casas de apuestas forman parte de una sociedad con una empresa europea.

Trascendió que el incumplimiento del pago total se basa en un amparo promovido contra los efectos de la Ley de Ingresos del Gobierno del Estado, por lo que apenas entrega lo correspondiente al permiso de una máquina y lo relativo a un salario mínimo  por concepto del combate a la ludopatía destinado a la hacienda municipal.
Todo parece indicar que otros casinos se encuentran en la misma situación. Un dato lacerante es que la derrama económica que producen los ludópatas locales no se quedan en Mexicali, acaso los beneficios son el empleo y la proveeduría de insumos, pero lo fuerte se va a otras ciudades del país.
¿Y la autoridad? extraviada en los pretextos de sus esferas de competencia mientras aumenta esta adicción que afecta a adultos mayores pero también a hombres y mujeres jóvenes, económicamente activos.
Los efectos nocivos empiezan a tener repercusiones en el entramado social.